jueves, 8 de diciembre de 2011

Los republicanos españoles muertos en los campos de concentración nazis

Muchos fueron los republicanos españoles que fallecieron en los campos de concentración nazis. La cifra total asciende a 4.769

El tiempo es el único juez que pone a cada uno en su sitio, aunque, a veces, pueda transcurrir 70 años. En el mes de mayo de 1940 Francia sucumbió a la invasión nazi. Los 20.000 españoles republicanos que lucharon, con los franceses, contra la mencionada invasión, fueron hechos prisioneros y mandados, saltándose la Convención de Ginebra, a campos de exterminio. El gobierno francés del Mariscal Pétain nunca hizo nada por ellos. Y el gobierno de Francisco Franco menos todavía. Se les pudo salvar pero estas fueron las palabras de Ramón Serrano Súñer, Ministro de Asuntos Exteriores de Franco: Mi gobierno no considera españoles a esos sujetos. Son mercenarios al servicio de los franceses. Hagan con ellos lo que consideren más conveniente”.

4.769 españoles republicanos fueron ejecutados por los nazis

Está claro que la guerra civil española terminó el 1º de abril de 1939. Nadie puede negar que durante la mencionada conflagración ambos bandos, republicanos y rebeldes, tuvieron actos de barbarie, actos que jalonan el desarrollo de toda contienda. Eso sí, unos más que otros. Ahora bien, una vez finalizada la misma, solo los vencedores, es decir, los franquistas, continuaron con una labor de represión, tortura y exterminio de los presos republicanos. Desde ese mencionado 1º de abril hubo caso un millón de presos políticos, más de 150 campos de concentración en territorio español y 250.000 asesinados. Y a ese número hay que sumarle los 4.769 presos republicanos exterminados en los campos de concentración nazis, entre ellos, Gusen, Mauthausen, Dachau, Steyr, Flossenbürg y Sachsenhausen.


Crímenes contra la humanidad

Por primera vez en la historia, la justicia española acusa de crímenes contra la humanidad y colaboración en genocidio. La Audiencia Nacional ha solicitado a Alemania la extradición de John Demjanjuk como cómplice de delitos de Genocidio y Lesa Humanidad. Pronto hará lo mismo con otros nazis. Además, el pasado 17 de septiembre la Audiencia Nacional dictó un auto procesando y ordenando su busca, captura e ingreso carcelario, a Johann Leprich, Anton Tittjung y Josias Kumpf, casi todos miembros de las SS.

El Auto de procesamiento y entrega de John Demjanjuk

El pasado 7 de enero el Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional declaró a John Demjankuk como cómplice de Genocidio y Lesa Humanidad acordando la prisión provisional, comunicada e incondicional al mencionado Demjankuk. El mismo auto indica que Demjankuk (Iván Nikolaiewich Demjanjuk) fue miembro de las Totenkopf SS que prestó servicio en el campo de concentración de Flossenbürg donde, según las autoridades estadounidenses al término de la II Guerra Mundial, hubo 155 presos españoles de los cuales fallecieron 60.


El antecedente de Núremberg

Entre 1945 y 1946 se celebró en la ciudad alemana de Núremberg el Juicio Principal de Núremberg por el Tribunal Militar Internacional (TMI), sustentado bajo la Carta de Londres, contra 24 dirigentes del entramado nazi, entre ellos, Wilhelm Frick, Ministro del Interior, Hermann Göring, Comandante de la Luftwaffe y Presidente del Reichstag, Joachim Von Ribbentrop, Ministro de Exteriores, Rodolf Hess, ayudante de Hitler, Albert Speer, Ministro de Armamento, Baldur Von Schirach y Jefe de la Juventudes Hitlerianas.

Desgraciadamente otros muchos nazis escaparon, especialmente a América, con la ayuda y complicidad de ciertos estamentos oficiales, pero eso es otra historia. Lo relevante es que 65 años después la justicia vuelva procesar a miembros de del Ejército Nazi por crímenes contra la humanidad. Sin duda, se hace justicia por los republicanos españoles que dejaron su piel, arrojo y, muchos, su vida, por defender a Europa de la barbarie nazi y, por ende, por defender a España de la barbarie fascista. Quizás, esta sea la puerta para que, de una vez por todas, se considere a los asesinados del régimen franquista como crímenes contra la humanidad.

Algunos de los asesinados españoles

4.769 fueron los españoles republicanos asesinados por los nazis en campos de exterminio, entre ellos, Macarro Delgado, Juan, Machuca Santamaría, Elías, Maciá Barrera, Joaquín, Maestro Murcia, Vicente, Malagón Cañizares, Rafael, Maldonado Tenorio, Serafín, Manzanares López, Jesús, Méndez Zabala, Juan Menéndez Álvarez. Descansen en paz y en justicia.

Foto Joseph Goebbels, Archivo Agencia Febus








sábado, 3 de diciembre de 2011

La matanza de Katin: justicia histórica

Fue uno de los mayores genocidios del Ejército Soviético durante la Segunda Guerra Mundial

Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda Nazi, dijo aquello de ‘repite mil veces una mentira y se convertirá en verdad’. El siniestro personaje, uno de los más reaccionarios del gobierno de Hitler, fue, sin duda, uno de los más inteligentes y astutos del mencionado gobierno y su estrategia propagandística marcó escuela. Pero por el lado soviético no anduvo la cosa muy dispar. La NKDV, luego conocida como KGB, tuvo un instrumento propagandístico que no se quedó a la zaga.

La matanza de Katin

En 1940, en el bosque polaco de Katin, los soviéticos realizaron, eso sí con armamento nazi, para hacer creer que habían sido ellos, una de las matanzas más deleznables de la Segunda Guerra Mundial. Exactamente, en el periodo del 3 de abril al 19 de mayo, fueron ejecutadas alrededor de 21.500 personas, muchos de ellos oficiales y soldados del Ejército Polaco. Unos 6.000 en el campo de concentración Ostashkov, unos 4.000 en el campo de Starobielsk, unos 4.600 en el campo de Kozielsk y otros 7.000 en territorios de Bielorrusia y Ucrania.

La mentira soviética

Durante más de cuatro décadas el pueblo polaco y la opinión pública mundial culpó a los nazis de la matanza de Katin. La propaganda del gobierno de Stalin, tan bien estructurada como la nazi, tuvo a todos engañados durante todo ese tiempo. A nivel oficial la situación dio un vuelco cuando, en 1989, Mijail Gorbachov, líder soviético, reconoció la responsabilidad de la URSS en aquellos lamentables hechos llevados al cine por el célebre director Andrzej Bajda.

Justicia histórica

Se habla mucho de memoria histórica. Hechos como el Katin demuestran que nunca es tarde para reconocer culpas y, sobre todo, para pedir perdón. Hace unas semanas el líder ruso Vladímir Putin, junto al gobierno polaco, participó en un homenaje, en Katin, en el monumento construido en honor a las víctimas, para honrar la memoria de los asesinados. Pidió perdón y reconoció los hechos. Sin duda, es una actitud justa, honrosa y ejemplar. En España, al terminar la Guerra Civil, la dictadura franquista aniquiló a un total de 150.000 personas, de forma sistemática. Ya va siendo hora que se tome nota de la actitud del gobierno ruso y, que de forma oficial, se les rinda un merecido tributo a todos las víctimas del franquismo.

El destino se llevó a Lech Kaczynski

Días atrás el presidente polaco, casi la totalidad de su gobierno y los principales jefes militares de Polonia, perdieron la vida al estrellarse su avión cuando efectuaba la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto de Smolensk. Todos ellos iban a participar, en Rusia, junto a representantes del gobierno ruso, en un gran acto homenaje a las víctimas de la matanza de Katin. Sin embargo, el destino se los llevó. Se los llevó para siempre. Al igual que a todas las víctimas de los diferentes genocidios que han jalonado la historia de la humanidad.

Foto Joseph Stalin, Archivo Agencia Febus







Los intelectuales olvidados de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española es un periodo apasionante de nuestra historia. El papel jugado por la intelectualidad fue relevante y comprometido con la Segunda República



Javier Bueno, Manuel Navarro Ballesteros, Fernando Sánchez Monreal y Jaime Menéndez
Archivo Agencia Febus

La excelente iniciativa que tuvo del artista Tom Lavin de crear el Museo de la Defensa de Madrid trajo una inesperada consecuencia: la fundación de la Agencia Febus, en honor a la que ya existió en el primer tercio del siglo XX, que tuvo como director al ilustre periodista Fernando Sánchez Monreal, fusilado al comienzo de la contienda por unos falangistas, y que abasteció durante la contienda a toda la prensa republicana. El objetivo de la mencionada agencia es recuperar a intelectuales, escritores, periodistas, artistas y culturistas, de la Segunda República, Guerra Civil y Franquismo.

Lagunas de la Guerra Civil

La conflagración sufrida por España de 1936 a 1939 ha dejado muchas lagunas; lagunas que con el desarrollo de nuevas investigaciones están aclarando cosas hasta la fecha desconocidas. Por ello, la Agencia Febus está llevando a cabo un proceso de divulgación de sus estudios acerca de ese periodo tan importante para la historia de España. Uno de los objetivos principales es recuperar a los mencionados intelectuales, escritores y periodistas, que gallardamente defendieron Madrid de la invasión fascista.

Documentación

Nuestra investigación tiene como base un archivo que permaneció escondido en una buhardilla más de treinta años. Un archivo que perteneció a uno de esos hombres que no huyeron de la capital. Uno de esos hombres que se quedaron en Madrid. Uno de esos hombres que, al igual que otros muchos, no dudó en quedarse en el foro para defender hasta el último suspiro la legalidad vigente, es decir, la Segunda República y la democracia. Así pues, el mencionado archivo tuvo propietario. Un propietario de lujo: Jaime Menéndez 'El Chato'. Repasando su biografía no entendemos cómo, todavía hoy, es un auténtico desconocido para la inmensa mayoría del pueblo, ese pueblo por el que él tanto luchó para librarle de las garras opresoras de Hitler, Mussolini y Franco. Recordemos a título telegráfico algunos de los aspectos más destacables de su vida y obra.

Jaime Menéndez 'El Chato'

Jaime Menéndez nació en Sobrerriba (Asturias), una aldea de apenas 150 habitantes, en 1901. A los 18 años decidió emigrar a Cuba, no para hacer fortuna, sino para no servir al ejército y crecer intelectualmente. De forma autodidacta estudió periodismo e idiomas. Meses después comenzó a colaborar en el Diario de La Habana, el rotativo más importante de aquel momento. En 1920 cambió su residencia a Nueva York. Llegó a dirigir en 1925 el diario La Prensa, primer rotativo en español de EE.UU. Pero quizás lo más llamativo de su carrera fue que ese mismo año se convirtió en el primer español que formó parte de la prestigiosa redacción de The New York Times.


En la Segunda República

Ya en Madrid, en 1932, empieza a colaborar con las publicaciones más importantes: El Sol, Ahora, Leviatán, Política, Estampa, Claridad, La Voz o La Vanguardia. y publica su exitoso libro Vísperas de Catástrofe en el que, de forma visionaria, vaticina los peligros del fascismo y el advenimiento de la II Guerra Mundial. En 1936 se casó con otra intelectual también desconocida, Avelina Ranz Conde, que lucharía bravamente contra los invasores como miembro la Alianza de Mujeres Antifascistas. Jaime Menéndez fue nombrado en julio de 1938, por el Jefe de Gobierno, Juan Negrín, Comisario Político. Poco después ocuparía la dirección del diario El Sol. Aguantó en Madrid hasta el último minuto en el Mando Eventual del Comisariado de Centro, hasta finales de marzo de 1939.

El campo de concentración de Los Almendros

Formó parte de aquellos miles de hombres que fueron a Alicante en busca del famoso buque soviético que nunca llegó. Sin embargo, sí lo hicieron las tropas italianas, y junto con 18.600 personas fue a parar al campo de concentración de Los Almendros. Allí, el mismo 1º de abril del “año de la derrota”, comenzó a luchar de forma clandestina en contra del franquismo, escribiendo un valioso libro con información inédita hasta la fecha. Pero eso es otra historia.

Deuda con la historia

Es una obligación recuperar a esos intelectuales, escritores, artistas y periodistas que comprometieron su vida, profesión e ideales con la República. Hombres y mujeres que merecen ya un lugar preferente. Un lugar que fue soterrado por la dictadura franquista. Un lugar que ya tienen en la red. Sí, esta maravilla de las nuevas tecnologías ha permitido a la Agencia Febus la divulgación de tantos y tantos nombres olvidados, entre ellos, Cristina Hurtado de Mendoza, Antonia Sanz, Esperanza Agudo, Margarita Gómez, Luisa Carnés, María Luisa Carnelli, Anne Louise Strong, Luis Díaz Carreño, Javier Bueno, Julio Mayo, Manuel Navarro Ballesteros, Nilamón Toral, Luis Cabo Giorla, Ignacio Hidalgo de Cisneros y muchos más que en su día formaron parte de la historia de España. Y es justo y necesario que hoy lo vuelvan a ser.


Entrevista a Jorge Martínez Reverte sobre La Defensa de Madrid y los intelectuales:







jueves, 1 de diciembre de 2011

La matanza de Paracuellos de Jarama: verdades y mentiras

Durante muchos lustros la derecha española culpabilizó ha Santiago Carrillo de dicha barbarie. Las pruebas historiográficas demuestran lo contrario


Frente de Madrid, 1936, Guerra Civil Española. Archivo Agencia Febus

Casi 8 décadas después de la matanza de Paracuellos del Jarama, producida durante la Guerra Civil española, por parte de un sector de los republicanos, la gran mayoría de la derecha española sigue culpabilizando a Santiago Carrillo como responsable de tal hecho. Incluso muchos afirman que firmó, de puño y letra, las mencionadas ejecuciones. Sin embargo, los trabajos historiográficos demuestran que no fue así. Muchos escritores, periodistas, investigadores e historiadores han escrito sobre la materia. Si se descartan aquellos cuyo trabajo es propagandista se puede extraer la misma conclusión: Santiago Carrillo no es culpable ejecutor de la mencionada atrocidad.

El historiador Paul Preston

El historiador de origen británico Paul Preston desarrolla los mencionados sucesos con una claridad meridiana. Como indica en su libro La Guerra Civil española fue un agente de la Komintern, conocido como Miguel Martínez, quien convenció a los comunistas para la evacuación de los presos franquistas de las cárceles de Madrid. Los facciosos rodeaban la capital en noviembre de 1936. Y había que evitar que los presos, la famosa quinta columna, se uniesen a las tropas sediciosas y tomasen la capital. Entre la recién creada Consejería de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, dirigida por Carrillo, y la Federación Local de la CNT deciden como se han de realizar las mencionadas evacuaciones. Se firmó la orden de evacuación, y no de ejecución, pero no lo hizo ningún miembro de la mencionada Junta de Defensa, sino Vicente Girauta Linares uno de los máximos responsables de la Dirección General de Seguridad.

La matanza según la investigación de Paul Preston

Entre los que escoltaban a los presos estaba Agapito García Atadell, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas, Jefe de las Milicias de Investigación Criminal, dichas milicias iban mucho más allá de las funciones que se les habían atribuido, desvalijando y ejecutando a hombres de derechas, indiscriminadamente, en la zona del foro. Por lo que es muy probable que la orden real de ejecución la llevase a cabo el propio Agapito García Atadell. Otro hecho importante que apoya tesis de Preston es que los grupos de presos no escoltados por el mencionado Agapito llegaron vivos a su destino.

Los hechos según Ian Gibson

Otro gran hispanista, que reside en España, es el irlandés Ian Gibson. En su libro Paracuellos cómo fue. La verdad objetiva sobre la matanza de presos en Madrid en 1936, indica que el Gobierno de la República no tenía preparada la matanza, y que fueron algunos comunistas asesorados por soviéticos quienes ejecutaron a los presos. Coincide con Preston en que Carrillo no firmó ni orden de traslado, ni de ejecución. Y publica una entrevista del propio Carrillo quien culpabiliza de las matanzas a Segundo Serrano Poncela, Director General de Seguridad.

Las cifras de asesinados

En los últimos años algunos propagandistas han afirmado que hubo más de 10.000 ejecutados en la zona de Paracuellos del Jarama. Pero ¿qué dicen los historiadores? Ian Gibson dice en su libro que fueron 2.400, se basa en las listas nominativas registradas en la Causa General Instruida por el Ministerio Fiscal (ya en el franquismo) sobre la dominación roja en España y aparecidas en el diario ultraderechista El Alcázar. Ricardo de la Cierva y Javier Cervera afirman prácticamente lo mismo, otros, más partidistas, como César Vidal aumenta la cifra a 5.000.

¿Qué dijo el franquismo sobre la culpabilidad de Santiago Carrillo?

La Causa General franquista, en su capítulo 7 sobre dicha causa, menciona una sola vez a Carrillo como consejero de Orden Público y atribuye la responsabilidad de las matanzas de Paracuellos del Jarama a Segundo Serrano Poncela. La misma no indica que Carrillo firmase ninguna orden de traslado, ni de ejecución de los presos, sin embargo, se le responsabiliza del nombramiento de Serrano Poncela. La prensa franquista de la Guerra Civil como el diario Arriba España, órgano oficial de la Falange Española, y el diario Alcázar, órgano oficial de los Requetés, nunca acusó a Carrillo de las mencionadas matanzas. Curiosamente la propaganda franquista comienza a acusarle de los mencionados asesinatos a raíz de su nombramiento, hace 50 años, como Secretario General del Partido Comunista de España, estos hechos hablan por sí solos.


Federico García Lorca y las Misiones Pedagógicas

El poeta granadino formó parte de las Misiones Pedagógicas de la 2ª República pero ¿cuándo empezaron a funcionar? ¿cómo era su estructura? ¿cuál era su objetivo?



Todo el mundo, o casi, conoce que La Barraca, grupo de teatro universitario, dirigido por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte, formó parte de las Misiones Pedagógicas del Gobierno de la 2ª República, sin embargo, muy pocos conocen la estructura, funcionamiento y objetivo de las mencionadas misiones.

La primera Misión comenzó en diciembre de 1931

La primera Misión Pedagógica llegó a Ayllón, en la provincia de Segovia, en diciembre de 1931. Allí anduvo ocho días. La misma estaba integrada por profesores, estudiantes y operadores de cinematógrafo. En julio de 1933 las Misiones ya habían visitado un total de 158 pueblos diseminados por 19 provincias de la geografía española. Se crearon delegaciones en León, Segovia y Lérida. Hasta la mencionada fecha de julio de 1933 el presupuesto de las mismas ascendía a 700.000 pesetas de la época, funcionando un total de 34 misiones, compuestas de profesores, periodistas, catedráticos, médicos, grupos de teatro como La Barraca o Teatro y Coro del Pueblo, etc, además, se distribuyeron 2.340 bibliotecas; fueron más de 240.000 repartidos.

Museo, fotografías, fonografía y cinematografía

Una parte fundamental de las Misiones Pedagógicas era el llamado Museo Circulante de Arte, con numerosas reproducciones de cuadros fáciles de comprender para las gentes sencillas y gran cantidad de fotografías que se distribuían entre los asistentes. Tres de las actividades que más éxito tenían eran las sesiones de fonografía, radio y cinematografía. Sin duda, eran toda una novedad para los habitantes de los pueblos que recibían la visita de las mencionadas Misiones Pedagógicas.

Anécdotas muy curiosas

Las visitas de las Misiones Pedagógicas dieron lugar a que se desarrollasen anécdotas muy curiosas. Por ejemplo, cuando daban comienzo las sesiones de fonógrafo, nunca se había visto nada igual, los niños más ingenuos, se acercaban con timidez, poco a poco, iban tomando alguna confianza con el personal, hasta que alguno preguntaba:

“¿Dónde está escondido el que canta?”

Otro incidente agradable ocurrió en un pueblo de la provincia de Toledo cuando uno de los profesores que estaba recitando una poesía de Enrique Mesa, uno de los mejores poetas españoles pero poco conocido, se quedó asombrado al escuchar el grito entusiasta de un mozo del pueblo:

“¡Viva el poeta de Castilla!”

Otros muchos, al ojear diferentes libros de las bibliotecas de las misiones, solicitaban que se les enseñasen a leer.

Objetivo de las Misiones Pedagógicas

Realmente las Misiones Pedagógicas eran unas escuelas ambulantes que iban de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no había libros de matrícula, donde a nadie se le ponía de rodillas, donde nadie aprendía con lágrimas. Lo esencial era enseñar y divertir a la gente al mismo tiempo, estimulando el interés, llevando una concepción de España, con sus ciudades, ríos, monumentos, arquitectura, mares, etc, enseñando la forma de vida de los habitantes de las grandes ciudades. En definitiva hacer ciudadanos del Estado a aquellos hombres, mujeres y niños que vivían en 1931 como en el sigo XVIII: aislados, retraídos e ignorantes.

Sin duda, las Misiones Pedagógicas de la 2ª República, que contaron con la colaboración de intelectuales de la talla de Federico García Lorca, Luis Cernuda, Alejandro Casona o Jaime Menéndez, supusieron una verdadera revolución cultural e ilustrada para la llamada España Profunda.

El bibliobús: Cultura en el franquismo

Durante el franquismo existió una biblioteca móvil que recorría Madrid por las barriadas más humildes en busca de lectores


Foto Archivo Agencia Febus

¿Qué era el Bibliobús? Conviene esta previa aclaración. Se trataba de un original servicio de lectura. De una completa librería sobre ruedas que, en los años 50, en pleno franquismo, recorría los suburbios madrileños. El Bibliobús prestaba libros mediante una módica fianza que el lector podía recoger si dejaba de leer. Con la garantía del primer libro obtenía otro y otro. O sea, que el lector podía leer indefinidamente con un primer desembolso.

Un invento de la 2ª República

Cada cuatro, seis u ocho días, el Bibliobús volvía a una barriada, se instalaba en el lugar ya previamente fijado y los lectores podían renovar sus libros.

La idea no era nueva, venía de la 2ª República, pero la fórmula de esta misión cultural, que llevaba a los más apartados suburbios de Madrid el alimento de una lectura seleccionada y orientada, respondía a una concepción original, al impulso y calor que le prestaba, en los años 50, el director general de Archivos y Bibliotecas, señor Sintes Obrador, y funcionaba con los fondos del Servicio de la Biblioteca Nacional.

Los barriadas de Madrid en los años 50

Los itinerarios semanales estaban anotados en una hoja. Iban de Villaverde Alto a las proximidades de la plaza de Legazpi. Del Mercado de Vallecas y Vallecas (pueblo y Puente) a la carretera de Extremadura. Del Mercado de Maravillas, en Cuatro Caminos, boca del Metro Tetúan, Colonia del Gran Madrid, al Mercado de Ventas, carretera de Aragón, Vicálvaro, Colonia de la Concepción y veinte lugares más, todos estaban comprendidos entre esas cardinales barriadas de Madrid, que cada día se extendían más y ponían más lejanas “puertas al campo”.

Entre los distritos de cada itinerario destacaba uno: el Mercado de Las Ventas, al que cada Sábado llegaba el “Bibliobús” entre seis y siete de la tarde.

La llamada del bibliobús

Los escaparates laterales del Bibliobús reunían a numerosas personas que hacían cola para subir. El altavoz, instalado sobre el jeep que tiraba del coche-biblioteca, repetía, entre disco y disco de música selecta, las instrucciones para utilizar los servicios de la biblioteca ambulante, grabadas en cinta magnetofónica.

Por el cristal de la trasera se observaba el movimiento del interior. Había bastantes personas que pedían libros nuevos o renovaban los que ya habían leído. Las puertas de aquel pequeño tranvía, rodeado de estantes con libros, se abrían y se cerraban sin cesar.

Los libros del Bibliobús

Dentro del Bibliobús había un pequeño mostrador donde la señorita encargada del fichero no descansaba. Los demás servidores del coche, traían y llevaban libros, buscaban en los estantes. Hablaban con familiaridad a la clientela. Abundaban las mujeres que pedían novelas, pero eran más los hombres que pedían libros de técnica, biografías, libros de historia y otras materias. También subían niños que buscaban las historias fabulosas de Salgari, de Julio Verne y de Walt Disney. Las fianzas de los libros variaban según el valor del primer libro solicitado. La norma era un mínimo de cinco pesetas y un máximo de cien.

Las empleadas del Bibliobús

Las abnegadas servidoras del Bibliobús realizaban, con gran paciencia, entusiasmo y tacto, una labor misional y de convivencia espiritual y cultural con aquel mundo suburbano, que tanto lo necesitaba.

Las “bibliobusistas” enseñaban a las gentes a leer algo que no fueran novelas de mala índole. Trabajan tres: Fifi Huerta, Carmen Cifuente y la organizadora de todo aquello, incluso autora de los diseños del Bibliobús, Aurora Cuartero, que también era periodista. En los momentos de apuros también echaban mano del conductor del Parque Móvil, Juan Puche Garrido, que además de conducir el jeep hacía de diligente librero y casi de bibliotecario.

El público del Bibliobús

La mayoría del público eran hombres jóvenes. Generalmente obreros, que buscaban obras técnicas divulgadoras. Sobre todo de radio y electricidad. También entraban mujeres y niños. En todas partes el Bibliobús era recibido con entusiasmo. Era notable la afluencia de mujeres en el mercado de ”Maravillas” (Cuatro Caminos), que se acercaba por la mañana a la hora de la compra.

En los pueblos del cinturón se lanzaban unos chicos pregoneros que gritaban: “¡Ya llegó la biblioteca!” El entusiasmo era similar como cuando, en aquella época, llegaban los títeres.

El público pedía en proporción más libros técnicos en los barrios populares, donde abundaban los pequeños talleres artesanos que en las proximidades de las grandes factorías, donde el obrero no trabajaba por su cuenta.

Las demandas no atendidas

A veces las peticiones de libros no podían ser atendidas darles, porque las existencias de que disponía el “Bibliobús”, lo mismo que sus fondos para nuevas adquisiciones, estaban muy limitadas por un no muy holgado presupuesto. Que bueno hubiese sido que algunos capitalistas, de entonces, amantes de la cultura hubiesen realizado una buena obra ayudando a comprar los libros que el público solicitaba y no se le podían proporcionar.



Aurora de Albornoz rescatada del ostracismo

Begoña Camblor publica un libro donde recupera a Aurora de Albornoz, una de las mejores poetas del siglo XX, experta en la obra de Machado, de Juan Ramón Jiménez. Fue una gran luchadora antifranquista


Aurora de Albornoz y Rafael Alberti, foto gentileza de José Albornoz, Archivo Agencia Febus

En estos últimos tiempos se está avanzando mucho en la realidad histórica que jalonó la represión franquista. Hace unas semanas la Junta de Andalucía publicó un mapa de fosas comunes. En las mencionadas fosas han aparecido un total de 47399 asesinados del régimen franquista. Igualmente, desde hace unos días, los medios están reflejando la desaparición de niños durante el franquismo. La cifra asciende a 300.000. Se habla de fosas, de niños robados, de estatuas retiradas, etc, sin embargo, muy pocos, hablan de la generación perdida. Esa generación la formaron escritores e intelectuales como Luisa Carnés, Carmen Icaza, Magda Donato, Jesús Izcaray, Javier Bueno, Manuel Navarro Ballesteros, Jaime Menéndez “El Chato” o Aurora de Albornoz. No tenían nada que envidiar a Alberti, Lorca o Altolaguirre. Pero, por desgracia, por culpa del franquismo, han permanecido en los anaqueles del olvido durante demasiado tiempo.

Begoña Camblor y su lucha por recuperar a Aurora de Albornoz

Begoña Camblor, asturiana de El Entrego, doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, lleva tiempo luchando por recuperar el legado histórico, cultural y personal de Aurora de Albornoz. Allá por 2007 defendió una magnífica conferencia, sobre la mencionada Aurora, en los cursos de verano de la Universidad de Alcalá de Henares, un año después hizo lo propio en los cursos de verano de la Universidad de Oviedo. Su tesis doctoral tuvo como protagonista a la mencionada Aurora de Albornoz. Su estupendo trabajo, profundo, riguroso y profesional, ha llevado a Begoña Camblor a publicar Hacia todos los vientos. El legado creativo de Aurora de Albornoz de editorial www.devenir.es. Este libro es una revisión de la mencionada tesis.

Aurora de Albornoz una asturiana de lujo

Aurora de Albornoz nació el 22 de enero de 1922 en el bello paraje de Luarca. Creció en un ambiente familiar jalonado por el gran intelectual Álvaro de Albornoz, escritor, fundador, junto a Marcelino Domingo, del Partido Republicano Radical Socialista, ministro de Fomento y Justicia durante la Segunda República, y Presidente de la misma en el exilio. Pronto nació en ella una vocación poética después de repasar en la biblioteca de su padre libros de autores tan relevantes como, por ejemplo, Rubén Darío, Amado Nervo, Víctor Hugo o Paul Verlaine.

Carmen de Albornoz, tía de Aurora, se casó con Severo Ocha, premio Nobel de Medicina.

La guerra civil y el exilio

Al igual que muchos republicanos Aurora de Albornoz se vio obligada a exiliarse por su compromiso con la Segunda República. Embarcó en los años 40 junto a sus padres y su hermana hacia San Juan de Puerto Rico donde desarrollo una política activa contra la dictadura franquista. Su lugar de acogida fue el Campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico donde impartió alta alcurnia docente para el deleite de sus alumnos. Contrajo matrimonio con Jorge Enjuto, otro republicano, secretario ejecutivo de la mencionada universidad e hijo de Federico Enjuto, magistrado que instruyó el juicio de José Antonio Primo de Rivera.

Las tertulias republicanas de Aurora de Albornoz

Aurora de Albornoz colaboró en diversas publicaciones donde profundizó en la obra de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, con este último compartió muchos momentos de charla y estudio. Allí, en San Juan de Puerto Rico, Aurora participó de lleno en la actividad republicana antifranquista con otros exiliados como, por ejemplo, Pedro Salinas, Francisco Ayala, Américo Castro, Jorge Guillén, José Gaos, Federico de Onís, Gabriel Franco, Ministro de la Segunda República, José Luis Abellán, Jesús Caldas, premio Nobel de la Paz, Alfredo Matilla, Catedrático en Derecho y mano derecha de Pau Casals, Margot Arce, el escultor Compostela que inmortalizó a Enrique Líster, Jefe Militar del 5º Regimiento, etc.

Jaime Benítez rector de la Universidad de Puerto Rico ayudó, con su saber hacer, a todos los exiliados españoles en sus diversas faenas.

Su regreso a España y la clandestinidad

Aurora de Albornoz regresa a España en 1963. En Madrid participó en diversa tertulias literarias con personajes de la talla de Angelina Gatell, José Gerardo Manrique de Lara o José Hierro. Colaboró en publicaciones tan prestigiosas como Cuadernos Hispanoamericanos o Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset. Sin embargo, en aquella España, regida por el caudillo, se estaba gestando una lucha clandestina contra la dictadura. El embrión de la misma era la clase intelectual del Partido Comunista del España. Aurora de Albornoz participó de lleno en esa lucha por la democracia junto con otros clandestinos, entre ellos, el actor Juan Diego, Santiago Carrillo o Armando López Salinas. Al final consiguieron sus propósitos y la democracia vino a España gracias a personajes como Aurora de Albornoz. Hace 21 años que falleció pero el magnífico trabajo de Begoña Camblor rescata a Aurora de Albornoz de un injusto anonimato.